jueves, 5 de enero de 2012

ENTREVISTA, por Silvio Galizzi

Esta entrevista se la hice a Carlos allá por el 2007, cuando me invitó al taller que daba en El Sótano Blanco. Originalmente era para publicar en el suplemento cultural del diario El País (de Montevideo), pero me dio fiaca tener que editarla y recortarla y como justo dejaron de pagar si no tenías factura, al final nunca lo hice, o sea que es 100% inédita..
Está piola todo lo que cuenta Carlos, aunque muchas cosas también las dijo en otras entrevistas.
El encuentro se dio en un viejo bar de Palermo, sobre la Avenida Córdoba, a media cuadra de donde estaba el estudio Sótano Blanco.


SG- Naciste un 1° de mayo.
CT- Sí, un día raro.
SG - En Uruguay se dice que los que nacen en esa fecha, nacen cansados ¿Es tu caso?
CT- Para algunas cosas sí, para otras no. Para escribir no, siempre la pasé bien escribiendo. Pero para jugar al fútbol sí, siempre fui perezoso.
SG- ¿Qué estudios curriculares hiciste?
CT- Yo estudié Derecho y casi me recibo de abogado, pero no me recibí. Me parece que estudié Derecho para que no me jodieran en casa. Mientras, buscaba un lugar en el mundo. Después empecé a colaborar en revistas y en la radio y un día descubrí que ya no estudiaba más. Por ahí, no me interesaba ser abogado. Tampoco sabía muy bien qué quería hacer; vivir de escribir huevadas no era una cosa que yo supiera que se podía hacer. Me metí en un programa de radio con Carlos Marcucci y con Bróccoli, empecé a colaborar en Patoruzú. Tenía 20 años. Igual rendí muchas materias: eran 26 y aprobé 19. Estuve cerca, pero perdí la fe. Me dediqué a esto. Empecé a trabajar con García Ferré, con Patoruzú, entré en la publicidad, descubrí que se podía vivir mas o menos bien haciendo otra cosa.
SG - Trabajaste en una agencia de publicidad ¿Que hacías ahí?
CT- Yo trabajé en Canal 13 de redactor con el Negro Dolina que ahora es una celebridad. Después trabajé en agencias grandes como director creativo. Participé en muchos comerciales, algunos muy conocidos. No creo que hayan llegado a Uruguay. Hice unos de vinos, vinos comunes de mesa, hice muchos de cigarrillos, pero muchos ¿eh?. Tenía la cuenta de Philips, de Editorial Atlántida, tuve la cuenta de Sancor, que era preciosa, una cuenta realmente gratificante. En esa época te ofrecían mucha guita para irte de agencia. Yo he estado como en 15. Había una gran rotación de creativos. Ganabas 100, te ofrecían 150 y te ibas. En el lugar que dejabas vacante, por 100 no conseguían a otro, tenían que pagarle 150. Era una pelea muy rara entre las agencias. La publicidad no es lo mismo ya por lo que me cuentan…
SG - ¿Y las historietas?
CT- Y las historietas siempre, porque en Satiricón yo hacía las historietas. Hice para la revista Mengano “Un tal Daneri”. Trabajé en Anteojito y en la revista Antifaz, donde escribía los guiones de la historieta Antifaz y Zanzíbar Joe, las que no hacía el autor de la serie, que tenía mucho trabajo y se llamaba Alberto Heredia, mi maestro, que murió hace poco, pobre. Me enseñó cómo se construía el guión. Heredia hizo muchos de los guiones de los Patoruzú, las Anteojito. Siempre trabajó como guionista para empresas con personajes: Dante Quinterno, García Ferré. Fue Jefe de Redacción de Patoruzito. Trabajó mucho en historietas, no es de los más conocidos, aunque firmaba a veces. Ahí empecé a hacer una cosa que se llamaba “El Hada Patricia”. Tenían fotos de una nena –que ya había cumplido 20 años la nena- entonces había que usar las fotos que sirvieran para el relato. Ponían las fotos delante y al lado se ponían animalitos que hacían cosas y ella era el hada del bosque que los aconsejaba. Usaban siempre las mismas fotos de la nena y cambiaban las cosas que hacían los animalitos. Era una especie de mezcla entre fotonovela e historieta.
SG - ¿Y cuándo dijiste: ahora me dedico a full a la historieta?
CT- No, yo trabajé muchos años en publicidad, hice muchas de mis historietas trabajando en agencias de publicidad. Trabajé hasta el ’87.
SG - Ya eras bastante conocido entonces.
CT- Sí, sí, lo que pasa es que no daba para vivir de la historieta, no me parecía que iba a comer todos los días. De repente empezó a andar mejor la cosa, empecé a publicar más en Europa, más regularmente, a trabajar sólo de historietista. Por ahí yo quería vivir demasiado bien, mantener la casa, una mujer, dos hijos, todo eso. En Satiricón trabajé desde que salió en noviembre de 1972 hasta el día de la muerte de Perón (julio ’74). Y nos fuimos yo y algunos más para hacer una revista que se llamó Mengano, que no era una buena revista, pero nos sirvió para hacer lo que teníamos ganas. Ahí salió el primer episodio de “Un tal Daneri”, en el n° 3 de Mengano.
SG - Me decías que los bares te sirven mucho de inspiración…
CT- Si, me concentro muy bien con el ruido de la gente, puedo abstraerme de lo que venga, no tengo problemas. Con Maicas, que hacemos “Clara de Noche” y alguna cosa para Genios, nos encontramos siempre en bares. Nos pasamos horas pelotudeando y siempre sale algo. De hecho ahora, mientras te estaba esperando, me escribí 8 páginas de un guión.
SG - Después de Mengano ¿con qué seguiste?
CT- Bueno, llegó el golpe militar y volví raudamente a una agencia de publicidad. Porque cerraron Mengano, cerraron Satiricón. No colaboré en las revistas inmediatamente posteriores como El Ratón de Occidente y alguna más que salió en ese período y volví a colaborar con La Urraca cuando salió Humor en 1978. Tampoco en los primeros números me parece. El Sr. López, que fue lo primero, en realidad lo habíamos hecho para El Péndulo, que era una revista de ciencia ficción que sacaba la editorial y como cambió de formato, la revista se hizo chica, no salían más historietas y la pasaron a Humor, con dudas, porque les parecía que no era material para la revista, pero anduvo bien. Y con Altuna hacíamos eso y “El Loco Chávez”, hasta que Altuna se fue. También hicimos “El último recreo” y “Merdichesky”. Las primeras historietas en revistas especializadas fueron en Skorpio, cuando ya estaba saliendo “El Loco…”. Siempre fui un tipo conocido, no por publicar en revistas de historietas, sino porque tenía una tira en un diario que vendía mucho y tenía las historietas de Humor que también vendía montañas de ejemplares. Por ahí, eso te hace conocido por un público más vasto que el de las revistas de historietas. De todos modos trabajé bastante en revistas de historietas, sobre todo en Skorpio. Hice Alvar Mayor. En Skorpio mi primera historieta la dibujó Juan Giménez, que también era su primera historieta, un unitario de ciencia ficción que firmé con seudónimo: Lester Millard. Era un seudónimo que le había puesto a unas novelas policiales. Habíamos hecho con Saccomano y con Marcucci una colección de novelas policiales y yo escribí 2 o 3 y usé ese seudónimo. Inventaban biografías en la contratapa, una especie de timo. Una de esas novelas, como decía Raymond Chandler, la “canibalicé” para hacer “Cosecha Verde”. Usé la estructura del relato cambiándolo. De un policial ortodoxo pasó a ser una historia latinoamericana. Pero me sirvió el esquema del relato para construir la historieta. En historieta larga, la primera fue “Alvar Mayor”. Luego “El Peregrino de las Estrellas”, una que se llamaba “Nadie”, dibujada por Alberto Breccia. Hice una con Ernesto García Seijas, el dibujante de “El Negro Blanco”, que se llamaba “Pequeño Rey”. Empecé en Skorpio a partir del ’77 y trabajé hasta el ’82. En el ’82 dejé, no les entregué más guiones, después me fui de viaje, hice contactos, me parecía que me podía arreglar bien solo.
SG - También tuviste una experiencia como editor ¿no?
CT- Sí, en la revista Puertitas. Sólo publicábamos material que ya teníamos hecho con lo que era muy fácil de hacer, no había que encargar ni lidiar con colaboradores, era una pavadita.


SG - Sin embargo recuerdo que publicaron también cosas extranjeras, como por ejemplo algo de Joe Kubert.
CT- Sí, pero eran cosas que comprábamos a gente amiga. Por ejemplo nosotros publicamos alguna cosa de Manara, porque el agente de Manara no quería publicar con Cascioli, porque según decía él, Cascioli no le pagaba. Por lo cual nos dijo: si me pagás (no me acuerdo cuánto, era una cifra baja) se la doy a ustedes. Entonces sacamos un suplemento que se llamaba Puertitas Super Sexy.
SG - También sacaron unas Puertitas Terror.
CT- Si, los números de terror estaban basados en una revista revista italiana que se llamaba Splatter, tenía un material que a mí me gustaba mucho y en realidad las ventas ya iban en picada en esa época, las ventas de las revistas de historietas, las nuestras y todas, así que dijimos “probemos con una revista de terror, un suplemento a ver que pasa” e hicimos tres números. Al ser tres números te permitía hacer un re-entapado gordo para terminar de vaciar el depósito, digamos.
SG - En Puertitas sacaste Cybersix, también
CT- Sí, sacamos Cybersix, con Meglia. Antes sacamos Irish Coffee. Ahí publicamos muchísimas cosas, sacamos Cosecha Verde con Mandrafina, Fulú con Risso.
SG - Pero Cybersix tuvo una repercusión mayor, hubo una miniserie por ejemplo.
CT- Una repercusión mayor fuera de la Argentina, porque acá la verdad que la leyeron pocos, me parece. Puertitas era una revista que vendía poco, no me acuerdo la cifra, pero vendería 5.000 ejemplares, 7.000, era una cifra muy baja. No era la repercusión de Las Puertitas del Sr. López que vendía 300.000. De Las Puertitas hicieron una película que a mí me gusta mucho, la vi hace poco de nuevo, y estaba bien, estaba bien construída. La había dirigido Alberto Fischerman, un director que murió, un tipo de un enorme talento: Yo con él, además de trabajar un poco en Las Puertitas del Sr. López, hice un guión de cine. Nos juntábamos dos veces por semana en un bar y tratábamos de hacerlo, basado en una novela de Joseph Conrad, una nouvelle que se llama Gaspar Ruiz. Que es una historia en el cruce de la cordillera de los Andes. Es un oficial argentino que traiciona a la causa, por una española de la cual se enamora. Con documentación de época, contada como si fuera una historia de hoy. Conrad sabía todo lo que pasaba en Argentina. Sorprendente ¿no? Pero muy buena, muy buena.
SG - No cuajó la película.
CT- Nunca se pudo filmar, era carísima de hacer. Tenía que mover un ejército que cruzaba los Andes y había batallas y esas cosas. No era una película que se pudiera hacer en la Argentina en esa época ni ahora. Fischerman tenía una fantasía irrealizable de hacer una coproducción y conseguir dinero pero no pudo ser.
SG - Fischerman dirigió "De la misteriosa Buenos Aires", basada en la novela de Mujica Laínez.
CT- Dirigió uno de los episodios, el de El Hambre, el mejor. Pasó del cine experimental al cine comercial pero con mucha cintura lo hacía, ¿eh? Y era un gran director de cine publicitario también, muy famoso.
SG - Hablando de Cybersix, me viene a la memoria la serie de James Cameron. "Dark Angel", que parte de la idea básica de Cybersix.
CT- Ah, es muy parecida, incluso el primer episodio es igual prácticamente; en vez de la selva es la nieve, pero pasan las mismas exactas cosas.
SG - ¿Se te pasó por la mente hacer un juicio al respecto?
CT- Si, se nos pasó por la mente, averiguamos, costaba carísimo y no lo hicimos. Había que hacer un juicio en Los Angeles con un abogado norteamericano que te cobran por hora, con lo cual era impracticable. Hasta tratamos de conseguir un sponsor, que parece que es una figura que existe en estos casos cuando el juicio es interesante, pero no lo conseguimos. Estamos muy lejos ¿no? Yo creo que había una similitud excesiva, pero bueno, ahí quedó. Incluso la Fox que fue la cadena la emitió, compró Cybersix (el dibujo animado) y lo cajoneó. Lo estrenó a las siete de la mañana un domingo o un sábado. En EEUU sólo salió en ese horario malísimo y nunca más lo reestrenaron, no lo pasaron en otros horarios.
SG - ¿Cómo es tu relación con los editores?
CT- Depende de con qué editores. En general bien. A algunos les he hecho juicio porque se ha quedado con derechos que me corresponden. Hay que defenderse. Si el editor vende mucho, no tiene por qué no pagarte. A un autor que vende mucho lo tenés que tener contento. Nunca tuve problemas por discusión sobre las ventas: Me pasó sí, que publicaran indebidamente cosas, estirando los contratos de manera que no se debe.
SG - ¿Tenés muchos juicios en trámite?
CT- Tengo varios. Tengo uno en Buenos Aires por publicaciones indebidas de historietas de los años ’70, principios de los ’80, y tengo uno en Italia por “Cybersix” con la editorial Eura, que lo ganamos en primera instancia y apelaron. Otro por “El Loco Chávez”, que hicieron una lectura extraña del contrato. Lo cedimos para la revista y publicaron libros además. Pero son juicios más sencillos, de interpretación nomás. En el caso de “Cybersix” apelaron y la justicia es muy lenta en Italia, igual que acá, ya llevamos más de 5 años.
SG - No suscribís entonces a esa máxima de muchos escritores que dice que “El mejor editor es el editor muerto”.
CT- No, en general son útiles los editores. Son un mal necesario.
SG - Publicaste en muchos países. Además de los más convencionales: Argentina, España, Francia, Italia, EEUU, ¿publicaste en otros más exóticos?
CT- Sí, he publicado por ejemplo “Clara de Noche” en croata, en griego. Cuando empieza el circuito es más fácil. En general, si se publica en Francia, lo miran mucho; es el lugar que más se mira del comic europeo. Si tenés una buena edición francesa, es probable que lo hagas circular después.
SG - ¿Para dónde estás trabajando fundamentalmente?
R.- Para Francia. Trabajaba en Albin Michel, que no existe más desde hace poco, cambió de dueño, lo compró otro editor, Glénat y le va a poner otro nombre. “Angustias”, que es la historia que estamos haciendo con Horacio Domínguez, tiene un contrato de tres álbumes, estamos en uno y medio. Albin Michel nos pagó uno y medio, el resto del contrato pasa al grupo Glenat que se va a hacer cargo del catálogo. En EEUU salió mucha cosa siempre de ventas muy chicas. Ahí el gran mercado es el de los superhéroes, pero en general hemos publicado en libros, de formato europeo o libros en formato más chico. Por ejemplo cosas que hicimos con Risso salieron en formato comic book.
SG - ¿De donde sacás las ideas para tus guiones?
CT- Las ideas están ahí en el aire y uno las agarra. Uno tiene que estar atento a lo que pasa alrededor, a lo que dicen los diarios, a una línea de una novela, qué sé yo. Vos estás leyendo una novela y de pronto hay una línea que dice una cosa que te llama la atención y decís: A mí eso me sirve para algo. Si encuentro algo que me interesa enseguida le hago una solapita a la hoja, después la vuelvo a mirar y la anoto en un cuaderno. Tengo cuadernos llenos de pavadas que me sirven a mí solo. Cuando tenés que pensar una cosa nueva, empezás a mirar en el cuaderno. Yo escribo mucho a mano, antes de sentarme a escribir el guión definitivo.
SG - ¿Leés mucho?
CT- Leo bastante sí. Leo de todo, soy omnívoro. Leo policial, leí muchísima ciencia ficción hasta que me dí cuenta, pero hace ya muchísimos años, que ya no había ninguno que me interesara. Viste que hay una cosa, con los policiales pasa, que hay 20 autores muy buenos y después lo demás todo basura. Hay un momento en que leíste los buenos y te envalentonás y decís “esto es lo mío” y empezás a leer porquerías y ahí te das cuenta que es mejor esperar un poco porque no sale todos los días algo que valga la pena. En ciencia ficción leí mucho a Ballard. Por ejemplo, “Custer”, una historieta que hice con Jordi Bernet, está basada, libremente basada, en el prólogo de “Crash” de Ballard. No en “Crash”, en el prólogo, que contaba que significaban la realidad y la ficción en el siglo XIX y en el XX. Me pareció muy interesante hacer que una persona tuviera una vida de ficción en la realidad, preanunciando al Gran Hermano, a The Truman Show, todo eso. En policial, ahora leo mucho a Walter Mosley, me gusta mucho. De los argentinos me gusta Pablo De Santis, creo que leí todo lo que escribió. Es un estilo policial extraño, pero interesante.
SG - Curiosamente De Santis se hizo conocido cuando ganó un concurso de historietas de la revista Fierro, en la década del ’80.
R.- Si, es un muy buen guionista de historietas. Yo creo que en la Fierro actual, lo mejor que se publica es lo que hace De Santis y después en dibujo, Saénz Valiente, que es otro historietista excelente.
SG - ¿Lees historieta?
CT- Leo bastante también. Lo que me gusta son las historias que yo no escribo, que yo no sé hacer. Esa cosa tipo “La Mazmorra”, “El pequeño mosquetero”, “El gran vampiro”. Autores como Trondheim, Sfar…¡a vos no te gustan! No, descreo absolutamente de las historias de aventuras convencionales, porque yo las sé hacer, no me sorprenden para nada. Y estos otros sí me gustan.
SG - A pesar de que en muchos casos el dibujo es casi rudimentario…
CT- Si, pero está bien, tiene que ser así. Yo creo que además hay un problema de mercado, que va llevando al comic a una cosa que hay que hacer más velozmente porque el rédito baja. Entonces dibujar como el que hace “BlackSad” (Juanjo Guarnido), es muy costoso para el que lo dibuja ¿no? En cambio al dibujar como Trondheim o Sfar se deben poder hacer muchas páginas, muy rápidamente. Y como las ventas por cada título han ido bajando porque cada vez hay más títulos, entonces el promedio baja y el autor también cobra menos, entonces la ecuación no empieza a no cerrarte si sos un francés. A nosotros no nos pasa nada porque vivimos en estos países modestos, pero un autor francés descubre que no puede vivir más en París y se tiene que mudar a un pueblito porque no le alcanza la plata. Eso pasa mucho ¿eh?. Bueno, y estos muchachos creo que lo están revirtiendo. Trabajan velozmente, hacen muchos álbumes al año y venden muy bien.
SG - ¿Y esa velocidad no puede redundar en una pérdida de calidad?
CT- Podría redundar en que el público les dé la espalda, pero al contrario, cada vez venden más. Pero además no está en la velocidad la calidad, está en otra cosa. Son tipos de un enorme talento. ¿Y por qué no van a trabajar rápido, si están llenos de ideas? Lo que tienen es que dibujar rápido. Pero tienen mucha gracia, dibujan rápido y con mucho ángel. Porque es aparente que dibujan así nomás, tienen una impronta artística interesante, un poderoso sistema de expresión. Realmente me parecen muy interesantes, de eso leo mucho. También “El gato del rabino” me parece excepcional y eso que no soy judío, no me dice nada por mis ancestros, que son todos gallegos. O sea que eso de la bar-mitzvah y todas esas cosas para mí son un misterio, pero están muy bien contadas.
SG - ¿Qué te parece Neil Gaiman como guionista?
CT- No me doy mucha cuenta. El comic americano no es lo que más me interesa ¿Gaiman fue el que hizo el personaje ese de la Muerte? Ese es un gran personaje.
SG - ¿Alan Moore?
CT- La que me gustó fue “Watchmen”. “V de vendetta” vi la película. Te repito, el comic americano para mí es una lectura más extraña, más lejana. Yo leo muchas novela norteamericana y poca novela francesa, pero leo mucho comic francés y poco americano. Me interesan los más marginales. “Lenore” me gusta, Daniel Clowes también. Tampoco me interesan los superhéroes aún cuando sean nuevos tratamientos de los viejos superhéroes. Nunca fui consecuente del comic americano.
SG - En literatura policial actual, ¿qué estás leyendo?
CT- Hay un autor escandinavo, finlandés, que se llama Aarto Passilina. Ese tipo es muy notable. Escribió por ejemplo “El molinero aullador”, que era buenísima. Un tipo que de noche aúlla. Sale a la puerta de su molino y aúlla, lo cual espanta a los vecinos. El tipo es el muchacho de la serie, lo que pasa que él aúlla de noche y bueno, hay que bancarse que el tipo aúlle. Muy bueno ese tipo, muy bueno.
SG - Estás dictando un taller de guión aquí en Buenos Aires. ¿Cómo llegaste a ello?
CT- Ya lo hice el año pasado. Yo lo hago breve, de cuatro clases. Me interesa cada tanto hacerlo, es una forma de mantenerme alerta, qué sé yo. Y lo hice en Italia también. Fue en Val D’Aosta que es el lado italiano del Monte Blanco, que separa Italia de Francia. Los municipios de un lado y del otro lado, hacen intercambios recíprocos. Tenía 10 alumnos franceses y 10 italianos. Yo el italiano por suerte, lo hablo muy bien y tenía un intérprete para traducir al francés. Salió bien, muy intensivo porque eran tres días nada más, con seis horas de clase por día. Habían hecho ya cursos con dibujos. Curiosamente los tipos del lado italiano venían por primera vez y eran todos guionistas y los tipos del lado francés eran siempre los mismos para dibujar y para escribir. Los mismos 10 chicos franceses que habían hecho una selección ellos en Francia y los italianos cada vez seleccionaban o el que quería ser ilustrador, o el que quería ser dibujante de historietas o el que quería hacer guiones. Por lo cual la parte italiana cambiaba en cada curso y los franceses eran siempre los mismos. Era curioso incluso que la selección hubiera sido así.
SG - ¿Cómo era el nivel de la gente?
CT- Las historietas tienen el problema de que todo el que lee historietas, quiere escribirlas o dibujarlas. Que no me parece que pase con la novela o con otras cosas. Uno mira televisión pero en general no quiere trabajar en la televisión o en el cine. Pero en la historieta me parece que nos vamos convirtiendo en una secta que un día vamos a terminar leyéndonos los unos a los otros.
SG - A lo mejor piensan que es más fácil.
CT- Creo que sí. Me parece que ese es el principal problema, porque históricamente las historietas muchas veces, fueron hechas por gente de escaso nivel intelectual. Así como estaba Oesterheld que era un hombre que escribía bien y que manejaba bien todas las herramientas del relato, había otros que escribían solo guiones de historieta.
SG - Trabajaste con lo mas selecto de los dibujantes argentinos…
CT- Eran los que había también. No había otros ¿no? Trabajé con muchos.
SG - ¿Te gustaría trabajar con alguno que no hayas trabajado?
CT- Con Solano López. Es gracioso, nunca nos cruzamos. De repente con Zanotto nunca llegué a trabajar. Con Alcatena tenemos un proyecto que a mí no me sale, pero algún día saldrá. Como nadie te lo encarga y ni nadie te apura, no tenés una necesidad de entrega, las cosas se dilatan ¿viste? A veces pasa el tiempo. Es con los personajes de La Comedia del Arte, no le encuentro la vuelta todavía.
SG - Contame algo de “Clara de Noche”, cómo surgió esa idea.
CT- “Clara de Noche” la hacemos hace 15 años ya. Empezó en “El Jueves”, una revista española cuyo director me la encargó. Siempre contamos con Bernet que la hicimos de obsecuentes, porque él nos llamó en una Feria de Barcelona y nos dijo: “Quiero que me hagan una historieta, pero una historieta de puta madre”. Y entonces le dije a Bernet: “Bueno, démosle bola y hagamos una historieta con una puta que es madre”. Lo cual le causó mucha gracia después a él cuando se la trajimos, como que éramos unos chupamedias repugnantes. Tuvimos algunos problemas en algunos países con que una prostituta fuera madre. Por ejemplo, en Italia al principio nos publicaban, pero después cambió la dirección de la editorial y ahora no publican los episodios en los que aparece el chico, en que aparece Pablito. Una censura vaticana. Cuando decís por que hacen eso te dicen “No, acá tenemos el Vaticano en la otra cuadra, viste”. Acá en Página 12 salió todo, no cambiaron una sola palabra nunca y hace 15 años que sale. Y en España tampoco.
SG - ¿Qué estás haciendo actualmente?
CT- Estoy haciendo una historieta con Meglia que se llama Red Song, que ya estamos en la mitad del primer libro y se supone que vamos a hacer cinco por contrato. Es una historieta con unos chicos y un monstruo. Ellos se convierten en un monstruo, pero un monstruo lleno de miedo, porque son chicos, tienen mucho miedo, les da mucha impresión ser un monstruo. Tienen muchas voces, porque dentro del monstruo todos se pueden manifestar, y entonces el monstruo avanza y retrocede según los humores de sus integrantes. Es una historieta dirigida a un público adolescente. Estoy haciendo “Clara de Noche”. Estoy haciendo las cosas de Genios, el Jardín de Genios, que son dos revistas para chicos, una para chicos muy chiquitos que no leen y otra para chicos que ya sí leen. En Genios trabajamos con Risso, hicimos “Los misterios de la luna roja”.
SG - Hiciste también una historia sobre un gato con Peni, que parte de un premisa interesante.


CT- Sí, “Neferú”, que piensa que su dueño es su asistente y que hay una conspiración de los perros para quedarse con los asistentes. Bueno no es ninguna novedad, en realidad si tenés gatos en tu casa, sabés que ellos son el centro del mundo, los que ocupan el mejor sillón y los que se ponen más cerca de la estufa en invierno.
SG - ¿Tenés gatos?
CT- Tengo gatos, amo a los gatos, ahora tengo solo tres gatas pero supe tener hasta diez, algunos memorables. Azul de Metileno, Blas Pascual, Aspirina, El Muñeco y otros. Pienso que es verdad verdadera la frase que dice que un perro es un perro, un pájaro es un pájaro y un gato es una persona. Tengo siempre en la cabecera de la cama el Old Possum´s book of Practical Cats de Eliot ilustrado por Edward Gorey (el que tanto “inspiró” los dibujos de Tim Burton). Seguramente Neferú se me ocurrió porque siempre quise escribir sobre gatos. Encima, Peni, cuando dibujó la historieta tenía en su casa dos gatos obesos muy serios y circunspectos a los que quería mucho. Después los gordísimos se murieron y ahora Peni... Tenía una perra horrible, lo que señala cuán verdadera es la historia que contamos en Neferú: el hombre puede ser hipnotizado por esa especie llegada a la tierra para derrotar la civilización creada por los gatos, de la que somos, algunos, fieles servidores.
SG - Estás trabajando también con muchos dibujantes jóvenes, Saenz Valiente, Bobillo, Lucas Varela, Túnica...
CT- Los dibujantes en general tienen una tendencia a que si encuentran un trabajo fijo se quedan ahí. Haciendo ponele… series italianas de producción, tipo Dylan Dog, Tex que son historietas de las cuales es propietario el editor y hay muchos dibujantes y muchos escritores. Yo prefiero no hacerlo mientras pueda vivir sin hacerlo. Entonces encontrás algunos dibujantes jóvenes muy buenos que te parece que pueden funcionar y le metés. Pero se hace difícil trabajar…qué sé yo…con García Seijas, con Mandrafina, uno está haciendo Tex y el otro Dylan Dog. Y tienen que entregar, son cantidad de páginas todos los meses, lo que significa comer todos los días y además les debe gustar hacerlo y a mí mucho no me divierte.
SG - Bueno, vamos terminando que tenés que ir al taller.
CT- Dale.

3 comentarios:

  1. Excelentes la idea, el equipo, los contenidos, esta entrevista... Y Trillo, Maestro, siempre dando cátedra, aún sin proponérselo. Felicitaciones y avanti!!

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  2. Esta muy buena la entrevista, hoy me la imprimi para leerla en el bondi volviendo del laburo. Un viaje mucho más copado gracias a ustedes.

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  3. Una entrevista que se aquilata en el tiempo... Muy testimonial.

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