miércoles, 25 de abril de 2012

LA METAFORA COMO ARMA, por Manuel Barrero

Octava parte de una extensa entrevista realizada para Tebeósfera en 2002.

LOS NOVENTA
T: Háblanos de tu idea para el proyecto cinematográfico Ya no hay hombres, que dirigió Fischerman en 1991.
CT: Alberto Fischerman fue un hombre de cine muy importante en la Argentina: un outsider en los setena con su extraña y marginal The Players vs. Los Ángeles Caídos, un precursor en los ochenta con su Los días de junio, donde decía algunas de las cosas más inteligentes y profundas que el cine argentino dijo sobre la dictadura militar, un documentalista notable analizando la obra y los días argentinos de Witold Gombrowicz. Y, entre mediados de los ochenta y su muerte, acaecida a mediados de los noventa, un gran director de cine industrial. A esta etapa en la que se había empecinado en vivir como director de cine solamente, cosa muy difícil en la Argentina entonces, corresponden La clínica del Doctor Cureta y Las puertitas del señor López, dos películas muy populares, que batieron aquí récords de recaudación.
Yo quería y respetaba a Fischerman, un hombre de gran inteligencia con el que, además, escribimos un guión basado en Caspar Ruiz, una nouvelle de Joseph Conrad, que para mí fue un gran aprendizaje. La película nunca se llegó a hacer, pero desde entonces, nos encontrábamos con alguna frecuencia para hablar de cine y de historietas. Fue durante una cena que le tiré la idea que le sirvió de punta para Ya no hay hombres. Pero fue solo eso, 20 palabras dichas después de dos o tres copas de buen vino. Y aparecí en los créditos como autor de la idea. Cosas de la amistad, que le dicen...

T: Boy Vampiro es una obra de calidad más que estimable pero que en su distribución por España no obtuvo demasiado aprecio. Sí ha sido más aplaudida Video Inferno. Tus trabajos, con Risso: Fulu, Simon, Borderline, que sí aparecieron en Francia, no los conocemos aquí. ¿Podrías comentarnos tu colaboración y trato con Risso hasta la más reciente obra conjunta, que creo que es “Los misterios de la Luna Roja”?
CT: Boy Vampiro en español no creo que esté lo suficientemente difundida. Sólo hubo una colección de pequeños comic books argentinos, que no serán más de 5, unas pocas páginas. La historia completa consta de 4 tomos de entre 80 y cien páginas cada una. En Francia ha salido en 4 tomos por Albin Michel y en Italia, luego de aparecer hace algunos años en revista semanal, está siendo repropuesta en albumes por Edizioni Il Grifo, que está a punto de publicar el segundo. Video Noir apareció, sí, en España, luego de hacerlo en Italia y Francia en ediciones más lujosas.
Una de las cosas que hicimos con Risso, Chicanos, apareció en Italia en revista y fue publicada en un primer álbum de 200 páginas por Vents D'Ouest en Francia en su fallida colección de blanco y negro. La segunda parte, con el título "Tabasco Blues", fue publicado por Albin Michel. Actualmente, parece inminente que un editor italiano lo reproponga en 4 tomos, conservando la historia tal cual fue escrita y dibujada originalmente.
Chicanos es una nueva mirada al mundo de la discriminación. La protagonista es una mexicana que trabaja como detective privada en New York, y suelen confundirla con la mujer que hace la limpieza… Nuestra obra con Risso, en Francia e Italia ha sido muy vista.
Falta aún publicar Los misterios de la Luna Roja, que es una historia hecha originalmente para una muy popular revista para niños de Argentina, Genios, que vende más de 200.000 ejemplares semanales. Nuestros contactos editoriales con los productores de álbumes para la infancia no son muy fluidos en Europa, parece.
Así que hay varias cosas, entre ellas las 3 historias de Luna Roja y Borderline que no han tenido gran difusión fuera de Argentina. Con Risso hemos trabajado mucho juntos, desde Fulú, que se produjo entre 1988 y 1990. A lo largo de estos años Eduardo nos ha sorprendido con saltos acrobáticos en su calidad que lo han ido posicionando como un joven maestro del blanco y negro. Hace un tiempo que no hacemos nada juntos, él está con su 100 Bullets a todo vapor ya que dibuja y entinta un comic book completo todos los meses.

T: En España leímos gustosos Sick Bird, la obra dibujada por Juan Bobillo. Mas, desconozco algunas de tus colaboraciones con él: Chocolate con Fritas, o Martin Holmes (ésta, de 2000 y de 2001). ¿Podrías hablar, para el público español, un poco de estos trabajos?
CT: Sick Bird es una serie de 3 albumes que nos fue encomendada para una distribución internacional por Ervin Rustemagic de SAF. Es la historia de una joven que se esconde de sus perseguidores en el lugar más visible del mundo, en el cuerpo y la cara de una modelo de éxito. Desde ese escondite tan particular, organizará una venganza. Es una obra trabajosa, con cambios escenográficos importantes y que deben ser rigurosos. Tiene algunos personajes muy fuertes, que con Juan nos ha gustado mucho desarrollar.
Chocolate con Fritas, que está totalmente inédita pero ya completa, es una historia con dibujo más humorístico. Unos niños sextillizos descubren, una mañana, que sus padres han desaparecido. Son pequeños, tendrán 8, 9 años. E imaginan que a sus progenitores los han abducido los marcianos. Y si bien son idénticos entre sí, cada uno de ellos posee una habilidad que lo distingue del resto y es esto lo que les permite avanzar en una caótica y desgraciada investigación.
Zachary Holmes (Martin Holmes era su nombre en la revista Genios) ya ha sido publicada en Italia, en Francia, en Alemania, en Holanda, en Estados Unidos. Hemos desarrollado 2 aventuras de 44 páginas cada una y ahora nos están urgiendo con una tercera. Resumo: un chico, de apellido Holmes, finge ser sobrino del famoso Sherlock para seducir a una niña. Watson es una rata blanca. Moriarty es un fantasma cruel que intenta matar a la reina Victoria. Hemos disfrutado mucho haciéndola. Y Juan Bobillo es otro dibujante importante, lleno de ideas, y con un mundo enorme por delante, ya que acaba de cumplir 27 años.

T: Tampoco ha llegado aquí, todavía, tu trabajo con Fahrer, Yo no me llamo Wilson, elaborado previa petición de Casterman ¿Podrías comentarlo someramente?
CT: Yo no me llamo Wilson es la historia de un detective paranoico. La idea de que los paranoicos son los mejores detectives porque no se les escapa ningún detalle, me la dio un gran amigo italiano, psiquiatra, que trabajó analizando las conductas íntimas de los espías en tiempos de la guerra fría. El tema es: qué de todo lo que ve y siente Wilson (que ni siquiera se llama así) es verdad y qué forma parte de su tortuoso universo imaginario?
De Wilson acaba de publicarse el segundo tomo. El tercero está previsto para el otoño europeo de 2003. La serie está planeada en 5 álbumes, en principio.

T: Cybersix fue una obra generada para Eura, una historieta de consumo, de vasta producción acelerada. En la Skorpio italiana funcionó tan bien que pronto obtuvo título propio. En España funcionó fatal... ¿Conoces la clave de esta diferente acogida?
CT: Las revistas Eura, pese a que están en caída desde hace años porque eso es lo que les ocurre a las revistas que ofrecen muchos fragmentos de personajes diversos, son todavía bastante populares en Italia.
Nunca fue un éxito, Cybersix. Las ventas italianas arañaban apenas los 18-20.000 ejemplares por título, lo que para ese mercado masivo de quiosco es poco. En Argentina se publicó poco, pero es muy recordada. En España Planeta-DeAgostini publicó muy pocos títulos, en blanco y negro. En Francia, en cambio, Vents D'Ouest hizo 12 álbumes de 200 páginas cada uno.
No me atrevo ni a pensar por qué una cosa que gusta en Italia no gusta en España. Es parte del misterio de esta profesión, creo.

T: Siguiendo con protagonistas femeninos, Clara de Noche, el personaje para El Jueves, obtuvo un aprecio enorme desde 1992. Pero ¿por qué la colaboración, en los guiones, con Maicas?
CT: Maicas es un formidable gagman. Hace humor gráfico de ese de un cuadro único. Escribe remates a las situaciones de varios cómicos de la televisión argentina. Es un tipo capaz de “cerrar” una historia que a mí, en esos espacios breves de las 2 páginas, me cuesta mucho. En general trabajamos así: yo pienso la historia y él pone el final. Funciona, funciona muy bien.

T: Robin Wood decía, en 1994, que Columba había dado un viraje hacia las publicaciones tipo Skorpio y que había hecho un disparate ¿observó usted ese cambio en la filosofía editorial de Columba? Por cierto, que es paradójico que en años recientes aparezca publicado tu nombre en revistas que llevan el sello Columba, a lo cual siempre te mostraste reacio ¿A qué es debido?
CT: Sí, en la etapa de la caída final de Editorial Columba, como ahogados intentaron echar mano a otros materiales distintos a los que publicaban sus revistas (y con los cuales estaban en caída libre) para matizarlas un poco. Consiguieron esos materiales, que fueron editados “a lo bestia”, a la Columba, sin preparar a los lectores ni decirles nada. La caída libre continuó.
Yo publiqué algunas pocas cosas en esa editorial en ese período, en general por iniciativa de los dibujantes. Risso y Mandrafina habían trabajado con ellos en el pasado y, como se trataba de una sola venta por una única publicación (y no una cesión de derechos para siempre, como ellos hacían firmar a sus autores cuando eran fuertes y estaban gorditos), yo accedí a venderlos.
Las condiciones de debilidad los llevaron a aceptar nuestras condiciones. Y tal vez sea cierto que nuestro material era tipo Skorpio, pero también es cierto que el tipo Columba ya no daba más y cuando intentaron regresar a él, duraron muy poco tiempo más. (el viernes, la novena parte)

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