lunes, 30 de julio de 2012

ENTREVISTA A CARLOS TRILLO, por Xavier Hidalgo

Nos quedaba por compartir una entrevista más de las que concedió Carlos Trillo a medios españoles con motivo de la aparición en ese país de La Herencia del Coronel, que es la obra que nosotros conocimos como El Síndrome Guastavino.
Esta entrevista fue realizada via e-mail por Xavier Hidalgo y publicada en el sitio web www.humoralart.com.

1. Creemos que La Herencia del Coronel se publica en España en una época más que oportuna, porque desde hace unos años la gente se ha atrevido a revisar y reivindicar la memoria histórica. ¿Cuándo comenzó a madurar la idea del comic en ti? ¿Te planteaste cuándo era el mejor momento para publicarlo?

La importancia de la memoria histórica ha ido creciendo con el paso de los años. Al estupor inicial, luego de los años de la dictadura, se sumaron miedos y vergüenzas. Poco a poco esas barreras han ido cediendo y hoy, aquí en Argentina, hay un franco movimiento hacia la condena de los asesinos, lo secuestradores de niños, los torturadores. Hemos visto que ahora piden desde aquí lo que alguna vez pidió vuestro Juez Garzón desde España: investigación sobre los excesos monstruosos que la dictadura de Franco, como luego la argentina, cometieron contra su población. Nuestra idea de ese hijo de un torturador apareció, tal vez, cuando estaban maduros los tiempos para que lo hiciera. De todos modos, nuestra lupa no está puesta sobre los asesinos directamente sino sobre las rémoras que han dejado en personajes que no quieren desaparecer de la escena.

2.De hecho cuando uno lee tu perfil biográfico adivina un compromiso social o político a lo largo de tu obra: nos referimos a ejemplos como El Loco Chávez. ¿De qué manera se podía hacer crítica en la dictadura de Videla o en años posteriores, a partir de las historietas? ¿En el caso de La Herencia del Coronel creéis que es más directo tu mensaje?

El Loco Chávez fue una historieta que atravesó en la contratapa de un diario todos los años de la dictadura militar. En esos tiempos decir “las mandarinas están caras” sonaba como una proclama subversiva. Había que tener algún cuidado porque los generales decían que iban a acabar con los subversivos, luego con sus amigos, después con los simpatizantes de sus ideas y, para terminar, con los indiferentes. O sea, nos iban a matar a casi todos, porque si bien la resistencia era bastante pasiva en la población, gente que aplaudiera al régimen siniestro había poca. Atravesamos años de mucha metáfora para hablar de las monstruosidades que nos ocurrían. En las historietas poníamos ogros malvados, dictadores del siglo XIX, absolutismos de otras latitudes. Pero nuestros lectores entendían las metáforas, las buscaban, las encontraban aunque no estuvieran. Fue un período extraño, aquel.
El Síndrome Guastavino, que es el título argentino de La Herencia del Coronel, fue hecho en tiempos en que no es necesario ya apelar a las metáforas, se puede mostrar la realidad, las mezquindades, el odio, en toda su dimensión y señalando a alguna gente. No sé, los tiempos de la metáfora suelen ser más ricos, más poéticos, pero los tiempos en que al pan se le puede llamar pan y al vino vino son más estimulantes.

3.Elvio Guastavino, el protagonista del comic, es un personaje que inspira rechazo en el lector. El recurso de la obsesión rayana en la locura de Elvio es muy rico en matices. ¿La herencia que dejan las dictaduras es tan desastrosa? ¿Hay siempre dos Españas, dos Argentinas, etc., una de las cuales se recrea siempre en su propia perversión?

Parecería que si, pero el tiempo ayuda a que la más cavernícola de las dos ceda – por lo menos – a derechas un poco más civilizadas, aunque siempre retardatarias.

4.Carlos, explícanos un poco tu trabajo de documentación previa, la forma en la que has escrito el guión, si es similar a la de otros trabajos, etc.

Nunca me planteo si esto se parece a aquello, supongo que esta historia tiene puntos en común con La Gran Patraña (título con el que se publicó en España un álbum que ganó el premio de Angouleme en 1989), una historia con dictadura latinoamericana en clave paródica. Esta tiene un personaje tan enfermo que no da lugar para la parodia, pero por lo menos el dibujo de Lucas es irónico, tiende al trazo humorístico, la ha aligerado un poco porque todo era demasiado espantoso para usar el trazo de un realista. Documentación previa hubo muy poca: yo estuve allí, los conocí, los soporté, conocí gente que los aplaudía, en fin, la memoria es suficiente en estos casos...

5.De los recursos que has utilizado, aparte de la obsesión de Elvio, para crear la atmósfera asfixiante del libro, ¿cuál te ha dado más guerra? ¿Crees que tu crítica sería igual de contundente si en vez del tono dramático, el comic fuera completamente de humor?

La historia no es humorística, y no lo sería si la hubiera dibujado ese genio que fue el Jaume Perich. La contundencia la descubrimos cuando el primer editor argentino de una revista la tuvo seis meses esperando porque no se atrevía a presentarla a sus lectores. Cuando se atrevió tuvo una enorme repercusión y fue muy rápido que llegó el libro argentino editado por Mondadori.

7. Hablanos de tus compañeros de profesión en Argentina, en especial de los que se dedican al humor gráfico: ¿cuáles te atraen de forma particular?

A mí me gusta mucho, pero mucho mucho Rep, y también Rudy y Paz, que inauguraron el humor político sin censuras. Me da la impresión de que el humor político está un poco apagado, seguramente porque los autores participan de guerras que no son de ellos. O si, tal vez, pero no deberían serlo. Hay otros humoristas que destacaría, pero por su desmesura, como Gustavo Sala, una voz nueva que está rompiendo esquemas y avanzando en direcciones muy delirantes.

8. Y de los autores no argentinos, ¿con cuáles te quedas? Recomiéndanos algún libro de ellos.

En el mundo del comic seguramente elegiría a Sfar, un francés de enorme talento y una visión del mundo muy particular. Recomiendo con entusiasmo El Gato del Rabino, que es una obra suya.Me gusta mucho también una autora israelí, Rutu Modán, creo que el libro de ella que más me gusta en español se llama Metralla. Y siempre releo los relatos de aventuras, el Corto Maltés, nuestro Eternauta, que es un libro que ya pasó a la categoría de clásico porque a cada generación de argentinos (data de 1957) nos dice nuevas cosas sobre nuestra vida.
Amo a Ivá, su Makinavaja habla de una voz poco frecuente, lástima que os haya dejado. Como soy colaborador de El Jueves, puedo leer a algunos que me gustan mucho, voces nuevas e inquietantes, como Paco Alcázar, el de Silvio José, el buen parásito. Tenemos suerte, seguramente mañana tendremos media docena más de autores para recomendar a los amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario